LAE. Gustavo Filobello Niño – Filomedios
Las mujeres mexicanas están empoderadas.
Y no es casualidad.
Después de 503 años y por primera vez en la historia de nuestro país, una mujer tomó protesta como Presidenta de la República.
Y si enfocamos el detalle, aún con todo y reformas constitucionales encima, dos mujeres la acompañaron representando a los otros poderes del país: Una al frente del Poder Judicial y otra como Presidenta del Congreso de la Unión, pasándole la Banda Presidencial.
Y para ver este empoderamiento mas de cerca, el 1o. de diciembre será una mujer la próxima Gobernadora de Veracruz.
¿Casualidad? Para nada. Nunca había estado mas vigente la arenga política de que “si llega una, llegan todas”. En este vendaval de género, el empoderamiento femenino agarró por sorpresa a los hombres de la politica. Y esto tiene justificación.
Las mujeres en México apenas en la década de los cuarentas del siglo pasado, accedieron al derecho de votar y ser votadas.
Una mujer que sobresalía de inmediato, las fuerzas del poder de entonces le endilgaba que su brillo se debía a otro hombre. Incluso un expresidente azul, queriendo ser gracioso, más bien patan, les llamó lavadoras de dos patas.
Este camino se fue pavimentado con los grandes movimientos feministas, tanto radicales como moderados. Lleva a las millones de mujeres que estudiaron a contracorriente hasta alcanzar altas posiciones directivas en lo privado como en lo público.
Atrás de las mujeres del evento de ayer están las adelitas con sus carrileras revolucionarias, y las trabajadoras de la salud, y las maestras del aula, y las que no quisieron seguir siendo acosadas y lograron que la Ley se ajustara hasta el punto de inhabilitar y castigar al abusador. Estaban también las mujeres viudas o huérfana de hijos por una violencia interminable y que no dejan de buscarlos.
Atrás de la foto de Claudia Sheinbaum con la banda bordada, están las mujeres padre/madre de familia solas y que debe sacarla adelante. Están atrás también las mujeres que crean arte, que cantan, que no creen en estereotipos y rompen las reglas de la urbanidad tradicionales y crean otras nuevas.
El empoderamiento de la mujer está aquí, en nuestra casa, con nuestras abuelas, tías y esposas pero sobre todo con nuestras hijas y que son la nueva generación del poder social que no quieren seguir la tradición de esposa en casa y prefieren preparase más, viajar más, conocer más para dirigir a muchos más.
Y sin desplazarnos al final de la banqueta, los hombres debemos aprender de ellas. Aprenderles cómo aguantan vara hasta cumplir compromisos y sin chistar, de cómo han picado la piedra de la historia para subir pasito a pasito los escalones y sin quejarse, de tomar decisiones frías de mente e hirviendo de corazón.
Así es la realidad del 2024 y así será por al menos 6 años más. Nos guste a los hombres o no.
¿O usted qué opina?